AMBICIÓN
«Yo y los míos somos centro de poder y garantías», dice el individuo egoísta sano proclamando su ambición. Es una declaración imperativa al universo. Ambiciona cantidad, calidad y virtud. Le preocupa la velocidad y seguridad a la que lo consigue, con la garantía de su convicción manifiestamente probada por encima de la de los demás. Se gobierna en la vida para que le proporcionen lo que quiere. Impone su voluntad dulcemente tomando el mando de forma visible por mérito propio o veladamente a través de alianzas cediendo el protagonismo a otros, buscando el beneficio para todas las partes, de forma proporcional a sus logros.
Se esfuerza por tener más poder e influencia que nadie, posee una voluntad superior, pura fe de la acción. Se deja la piel por lograr que los demás lo apoyen. Recorre el camino del gobierno personal y social para servir a sus fines. Goza de las mejores experiencias y conocimientos, y en sus largos años vive la mejor de las vidas. Se disciplina más que nadie, todo lo que hace va dirigido a un fin. Siente, piensa y hace con intencionalidad. Un compromiso de entrega completa a su visión. Gobernar la realidad para él, los suyos y preparar el camino para las generaciones venideras dando cabida a todos cuantos pueda. A medida que progresa consigue reliquias que son símbolos de sus triunfos. Le hacen sentir grande en los momentos difíciles y le motivan a alcanzar más, porque cada una de ellas representa un sacrificio que por sí sólo da sentido a toda una vida y a las vidas de muchos. Y desea generar todavía más valor.