CHUAC

El Hábeas Corpus en un derecho que tienen todos los ciudadanos cuando son detenidos de forma ilegítima o irregular, tienen la posibilidad de solicitar el Hábeas Corpus. Que consiste en ser llevado inmediatamente delante de un juez para que determine según los argumentos de policías y detenidos, si esa detención era legal o ilegal. Me metieron en un coche de policía y me llevaron al juzgado de guardia, al lado de la Audiencia Provincial. Y yo seguía con los ojos cerrados, porque el policía amenazador debía de tenerme ganas, y no le quería ni ver la cara. Llegamos al juzgado y allí me dejan esperando a que llegue el juez. Cuando oigo que llega el juez, al cabo de casi una hora de espera, me pongo a gritar que no me dejaron mirar los papeles con mis derechos en comisaría, cosa que era cierta, y entonces todos los policías me hicieron callar. El juez hizo que llamaran a una ambulancia, no sé si era sólo porque yo estaba alterado, o si también era para protegerme porque intuía algo. Me pusieron una inyección, quedé sedado y desperté en el Hospital Universitario da Coruña (CHUAC), antiguo Hospital Juan Canalejo. Allí me pincharon otra vez para despertarme. Me hicieron unas preguntas que ya no recuerdo qué eran, y me sedaron de nuevo, y aparecí en el edificio del complejo hospitalario que tiene el área de psiquiatría en Oza. Me dijeron que estaba en un estado exaltado bipolar, manía universal lo llamaron. Yo lo llamaría de otro modo. Lo llamaría como que me fastidiaran bien para obligarme a tomar unas pastillas de por vida para tenerme dominado y callar las cosas que era capaz de percibir y entender. Estuve dos meses ingresado en el hospital, las últimas semanas con permiso de fin de semana, y después me dejaron libre. Pero con una medicación que me adormecía sin curar nada -¿había algo que curar? ¿o era para hacerme callar?-, y con la que tuve que cargar los siguientes doce años antes de poder cambiarla por una más ligera de nueva generación, con la que sentirme más despierto.