136. CAUSA Y EFECTO

[Traidor que después de agredirte te acusa echándote la culpa a ti para desconcertar a la gente y que no te defiendan]

«¡Ah! El que se pica ajos come».

Tenemos a una persona tranquila y habitualmente pacífica durante su vida que de repente explota. ¿Qué pasó? Nadie le pegó, sin embargo, lo provocaron, pincharon, lo ofendieron a él o a sus seres queridos, o a las cosas importantes para él, y explotó. Su ataque de violencia es el efecto. La causa es la instigación y provocación que le hicieron. Si él es el efecto y otros son la causa, ¿por qué se le castiga a él, que es efecto en lugar de a los causantes del efecto, los instigadores? Ese es un defecto de la justicia.

Y alguien dirá que, aunque le provoquen no tiene por qué explotar. Y yo le diría al que afirma eso, que el que se deja pisar por las injusticias no es un ser humano, sino un perro. Un hombre es un hombre y un gato es un bicho. Y forma parte de la naturaleza de la humanidad el sentimiento de ira, legítimo, causado y motivado. Y ninguna ley puede forzar a la represión de los instintos naturales humanos de hembra o varón. Sí que puede pedir que intenten moderar o controlar, pero no reprimir. Porque ya parece que reprimió bastante con buen comportamiento durante toda su vida, y ya está bien. La culpa es del que hace la primera ofensa, y todo lo que acontece después es responsabilidad de él, porque sin su instigación, provocación, hostigamientos y acoso, nada de eso habría sucedido. ¿Por qué no los castigan? Tal vez habría que castigar al juez y a los legisladores. Por ser causa del efecto de esta injusticia.