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Jason AldreySuperadministrador
138. DISTRIBUCIÓN DE LA INFORMACIÓN
[Persona común que nunca tuvo información o conocimientos de importancia o sensibles para la reputación, sensibilidad o integridad de alguien]
«No hace falta ocultar nada. No hay ninguna información que no se pueda hacer pública. ¿Qué tienen, dinamita? No pasa nada, ¡hombre! Qué información peligrosa vas a tener tú, chico».
La información hay que ocultarla. Hacemos una lista de los libros, vídeos y audios que necesitamos para consultar o compartir con la gente. Los usamos y nos deshacemos de ellos. Que la gente común no sepa cuáles son. Que cuando vengan desconocidos a nuestra casa no puedan encontrarlos, porque no están, porque sólo los tenemos en los instantes en que los necesitamos. Pero tenemos localizados, los lugares donde conseguir nuevos ejemplares o cómo imprimirlos o duplicarlos, para proporcionar como formación a las personas que nos interesa capacitar. Que nadie más los vea. Son medios audiovisuales de poder, y el poder debe estar en las manos de personas justas y aliadas nuestras. Así mismo, si necesitamos desplazarnos no llevaremos demasiado equipaje. Porque si conservamos la lista de inventario de nuestras fuentes y recursos, podemos recuperar el material cuando queramos. La información privada está almacenada en distintos lugares de internet, para poder recuperarla en cualquier momento y lugar en caso de emergencia, destruirlos, o hacerlos llegar a las autoridades o a personas concretas. Algo habitual es tener en nuestro proveedor de e-mail una cuenta perdida, sin contacto con las nuestras personales, donde almacenar mensajes ya escritos que reenviar inmediatamente a los objetivos. Esos e-mails contienen información que deseamos poner a disposición de alguien, por ejemplo, de la policía, en caso de que suceda algo. Le podemos dejar las claves a alguien de confianza, en una caja de seguridad, en un acta notarial, o informamos de todo esto a testigos con copias de la documentación con nuestra firma, o grabado en vídeo. La información delicada es importante. El hogar no es lugar seguro. La itinerancia de la información, cambio de lugar donde la guardamos, protege de búsquedas exhaustivas puntuales, pero no protege de un seguimiento de nuestra persona.
Debéis saber que, antes de que la información caiga en malas manos, es mejor destruirla, aunque perdamos nuestro as en la manga. En malas manos la pueden usar para destruirnos a nosotros o a los nuestros. Si no tuviste información crítica en tus manos no puedes entender esto. Pero a veces, nosotros somos la fuente de información, y nos tenemos que esforzar en no manifestarnos a nosotros mismos, ni desplegar nuestro potencial y conocimiento, para inhibir su memetización u observación por parte de nuestro entorno. El aislamiento es un requerimiento de las élites, para no contagiarnos con memes ajenos, y que nuestros patrones cognitivos no sean de dominio público o privado, o fruto de robos o ataques.
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