16. BIEN Y MAL

[Esta es una persona que malinterpreta el significado correcto de la religión. En algunas religiones existe la misericordia, que consiste en dar oportunidades a los agresores. Pero esas oportunidades sólo se dan a quien corresponde de algún modo a reparar el daño y a no hacerlo más, o sea, si lamentan haber hecho daño. La misericordia jamás es perdón gratuito e impunidad., si no, no existe justicia, y sin justicia las leyes carecen de sentido y todo degenera en un caos]

«Hay que ser buenos y poner la otra mejilla todas las veces que se reiteren en ello. Esos que ponen denuncias son personas vengativas y malas. Usan la justicia como forma de castigar a la gente. Hay que ser bueno y perdonar. Si te roban, perdonas. Si violan a tu mujer e hija, perdonas. Y si te matan, perd… Bien, ya no te da tiempo. Habrá que perdonar por adelantado».

Objetivamente, bien es lo que nos beneficia personal, familiar y socialmente, y mal es lo que nos perjudica en esos ámbitos. Ideal es lo que beneficia en todos esos aspectos, pero hay conflictos de interés. Tenemos, por ejemplo, que elegir entre un beneficio individual o social, o uno familiar y otro laboral. Dependiendo de la persona y circunstancias se tomará una decisión u otra. En general, lo más beneficioso es el beneficio global y todos los gobernantes incidirán en eso. Pero es porque ellos viven bien en sus clanes políticos. Lo inteligente es priorizar lo personal y familiar, ya que es lo único que garantiza tu supervivencia, posición y estatus. Cuando estés en una posición holgada, entonces es el momento de pensar en otros niveles. El colmo del ridículo es aquel que beneficia a todos y está solo, sin familia y pobre. Y hay quien pretende convencernos de escoger este camino, mirar por los demás y abandonarnos a nosotros mismos, eso es irracional. Se puede hacer por una búsqueda espiritual, pero esa búsqueda jamás tiene que limitar nuestros recursos de vida, porque de hecho, necesitamos muchos recursos para desarrollar nuestra espiritualidad de mano de los mejores, y para aplicarla y fomentarla en nuestro entorno.

Subjetivamente, bien es lo que nos hace sentir bien en nuestro interior, con calma y sosiego. Y mal es lo que nos hace sentir mal, nos irrita, excita o altera descontroladamente. Sólo lo podemos percibir nosotros. La interpretación del bien y del mal es diferente en las personas. Hay personas con los sentidos tan inundados que casi no son capaces de diferenciar lo que les hace sentir bien o mal. Reconocen sólo los estímulos ruidosos. Por tanto, se puede esperar que se comporten bien en las cosas evidentes y en las delicadas no se sabe qué harán. En cambio, hay personas sensibles que diferencian una amplia fama de matices de sentimientos y emociones, y reconocen lo que les hace sentir bien y mal con una percepción intuitiva. Pero toda esa subjetividad debe estar sometida a la racionalidad, porque una cosa es lo que se piensa y otra lo que se siente, y si sabemos lo que es correcto, con un conocimiento basado en el análisis y observación de los hechos, podemos corregir las percepciones subjetivas irracionales que podamos tener, y de ese modo atinar con mayor certeza a hacer el bien. Lo correcto es ver las opciones posibles que son beneficiosas, y de entre ellas, las que resultan satisfactorias, escoger la que además nos hace sentir mejor subjetivamente.