ARDINGLY COLLEGE
Uno de los jefes le dijo a mi padre que iban a externalizar el cátering de ahí a unos meses, así que solicitamos un traslado dentro de la misma compañía para la escuela anglicana Ardingly College, en las afueras, al lado del embalse. Nos trasladamos para allí y mi padre ya se iba poniendo mejor de salud. Se moderaba y poco a poco se volvió fuerte. El cambio en la escuela fue para mejor. Vivíamos en uno de los edificios del complejo. Cuando yo salía de trabajar subía al pequeño pueblo de Ardingly, a uno de sus pubs a tomar algo y escribir textos y cartas en el ordenador portátil, que luego enviaba a Coruña. Era una vida tranquila y sin complicaciones.