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Jason AldreySuperadministrador
20. GUERRA IDEOLÓGICA
[Persona ingenua que confunde tener el conocimiento y la razón, con tener el poder y el dominio. Los que ostentan el dominio le sonsacarán la información y seguirán usándola para dominar. Jamás permitirán que la persona ilustrada alcance el poder]
«No tengo que convencer a nadie. Me van a dar la razón porque soy buena persona y lo que digo tiene sentido y es lógico. No habrá ningún problema. Seguro que me ponen una estatua en la ciudad por ser tan inteligente. Es que la verdad abre todas las puertas. Convertiré a toda la población del mundo. ¿Por qué no irían a estar de acuerdo en que yo sea el jefe de todos si tengo la razón?».
Ya se sabe que la verdad es nuestra misión, pero principal. Lo que interesa es imponerse sobre los demás y dominarlos, porque si no, son ellos los que nos dominan. Porque confiamos en nosotros y porque nos conocemos, y sabemos de nuestra nobleza de corazón y de acción, pero lo normal es que no podamos confiar en ellos, pues nos han demostrado tantas veces su desprecio y sometimiento. Por lo tanto, se comienza una guerra de ideologías, la mayoría de las cuales son falsas o parciales, pero que se usan para contrarrestar y combatir a los rivales. Aunque luego, de puertas para dentro, se usen las ideologías ajenas para funcionar. De cara a la galería, al pobre entendimiento popular, lo que interesa es que no tengan entendimiento, e interesa que detesten a nuestros rivales. Porque si los rivales alcanzan reconocimiento y consiguen más poder sobre las masas, se les facilita el que pueda surgir un injusto dominio sobre nosotros.
El poder no es justo, se toma por la voluntad de poder, no por la razón. Nadie es imparcial, ni siquiera un notario, una compañía auditora, ni un juez. Al menos no del todo. El que está en el poder, trabaja en un doble sentido, el del equilibrio social básico, y el de su beneficio y los suyos. Por eso toda victoria ajena es un crecimiento del poder y recursos ajenos, y hay que competir con ellos para que no lo consigan o que pueda caer en malas manos. Hay que obtener el poder de un modo que se ajuste a la legalidad en la medida de lo posible -el sistema no es perfecto y la gente tampoco-, y usando todos los recursos de justicia y presión social. Y en caso de perder, minimizar los daños propios y los beneficios ajenos, sea como sea.
Cada vez que surge algo nuevo, se inventa un contra ideología que lo niegue o desacredite para frenar su popularidad y prestigio social, y que no pueda dominar. La idea de que, si todos fuéramos cultos y bien informados con datos veraces, elegiríamos casi todos la misma opción, la correcta, no es real, porque existe la maldad, y está interesada en esclavizar y encumbrarse en el poder. Por eso no interesa que la gente sea inteligente, formada y que piense. Es un peligro universal para sus intereses de dominio. Todo intento de implantar excelencia en los sistemas educativos, o de buscar una información veraz, es saboteado y manipulado por intereses personales, generando ideologías que atontan a la masa social, o la agreden abiertamente. Es demasiado lo que está en juego, el poder. Pues en el poder contra el poder se juega sucio, y hay que hacerlo más astutamente que el rival, como cambiando leyes por interés. Es la ventaja de gobernar, cambiar las reglas del juego a nuestro favor.
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