21. HÁBITOS

[Persona que cree que no puede cambiar y que el devenir de los azares de la vida genera espontáneamente la realidad perfecta. No es consciente de que la intención, la voluntad, la planificación, el cálculo y la acción alcanzan soluciones más satisfactorias]

«Yo no tengo el mal hábito de escupir por la calle. Es que yo soy así. Forma parte de mi personalidad».

Los hábitos hay que entrenarlos con disciplina. Y los malos hábitos sustituirlos por otros positivos. Un presidente de América hizo un autoanálisis y detectó que tenía doce defectos. Dedicó dos meses a corregir cada uno de ellos. Al cabo de dos años ya no tenía defectos. El principal hábito que debemos implementar en nuestras vidas es el de la mejora continua, el cambio constante. Sólo con ese hábito podemos mejorar todos los demás. El cambio de incorporar el cambio como actitud básica ante la vida.

Los hábitos dependientes alteran nuestra psicología haciéndonos compulsivos. Una persona que bebe alcohol en exceso, por hábito, si en algún momento sobrio, algo le altera o irrita, le cuesta más controlarse porque no tiene dominio de sus instintos. Los hábitos dependientes y adictivos nos vuelven esclavos de nuestros impulsos, y de las influencias ajenas. Nos hacen manipulables, esclavizándonos hasta cierto punto.

Pero los hábitos también pueden liberarnos. Gracias a los buenos hábitos podemos programar patrones de comportamiento en nosotros, a base de entrenamiento, desarrollo de habilidades profesionales y sociales con disciplina. Lo cual es un modo de alcanzar el éxito en nuestros objetivos. Y ese es un gran hábito, el hábito de tener éxito, que algunos le llamar tener suerte. Pero detrás de él hay una gran dedicación para entrenarlo y fortalecerlo. La suerte, en su mayor parte, se hace.