CRAWLEY
No pude dormir los diez minutos, pero sí que dormí cinco, y debió ser suficiente, porque estuve espabilado el resto de la noche mirando toda esa gente. Qué diferente era de Galicia. Cuando salimos nos fuimos para Crawley, ya estaba amaneciendo, y paramos en uno de los mejores kebaps que conociera nunca, sólo superado por un armenio de Madrid en el barrio de Pavones, que tienen un kebap plato impresionante. Comimos y fuimos a la casa de Will. Ese día no trabajábamos porque teníamos libre. La gente inglesa es más familiar y abierta que en Galicia, no tienen tantos prejuicios y complejos sociales. Te quieren o te odian. Son próximos. Es como si fuese un pueblo grande. Aun en las grandes ciudades era bastante así. Con un cultura social de pubs, u organizaciones, clubes sociales e iglesias. Ibas por la calle y la gente te saludaba. Era como vivir dentro de una película. Desde luego la magia de Albión es auténtica y real.