26. PRIORIDADES Y RIESGOS

[Persona que no calcula las cosas que hace y sus consecuencias, no planifica. Y luego echa las culpas a los demás]

«Pedí un préstamo de 50.000 euros para dar la entrada de una casa, pagando con mi sueldo de 1.000 euros y poniendo como garantía la propiedad del negocio de mis padres. Y no llego a fin de mes, se me va todo en el préstamo. No entiendo, aquí algo falla. Debe ser que no se me dan bien las matemáticas, o los del banco son unos ladrones. Mira que dejarme ese dinero y luego cobrarme tanto… Hay que ser malas personas».

Establecemos prioridades en nuestros objetivos y en sus partes de coste, duración y riesgo. Lo prioritario es lo excelente por encima de lo simplemente bueno, pero hay que aprovechar las oportunidades que se nos presentan. Los riesgos elevados pueden terminar exigiendo recursos de los que no disponemos, de tal modo que en la mitad de la ejecución no dispongamos de reservas para continuar con el proyecto. Hay que tener en cuenta las cosas que vamos a necesitar y consumir –todo aprendiz aprende la profesión a base de gastar material y tiempo-, y definimos unas garantías corriendo sólo riesgos calculados, ya que un imprevisto puede convertir los beneficios en pérdidas.

Pero los imprevistos a veces son boicots ajenos, ya sean en nuestras relaciones, negocios, estudios o profesiones. Lo hacen nuestros rivales a escondidas hablando por la espalda mal de nosotros, acusándonos de falsedades y fantasías prejuiciosas suyas, basadas en su desagrado a nuestra valía, a nuestro buen trato con las personas, o porque alguien nos ensalzó y esa persona se envenenó en contra de nosotros, o simplemente porque codicia lo que estamos alcanzando. A partir de entonces los demás comienzan a mirarnos mal, a acusarnos de cosas que no entendemos, hacernos preguntas con reproche de cosas que no hicimos, y a tratar con nosotros hipócritamente como planificando hacernos una mala jugada, sintiéndose superiores porque creen que saben de nosotros. Y todo esto debido al boicot de una o varias personas que tienen un interés personal en nuestra contra. Que terminan siendo muchas personas debido a sus manipulaciones sociales, algo que hace imposible restaurar el daño. Bien, nosotros podemos hacer lo mismo con esas personas e ir todavía más lejos, contra todas las personas que participaron en los hostigamientos y agresiones. Porque sus corazones y mentes ya están endurecidos en contra de nosotros, los típicos haters. Pero en ocasiones la situación trasciende eso y se convierte en unos hostigamientos y acosos físicos reales.

Pensar que el tiempo solucionará las cosas poniéndolas en su lugar, o que la justicia divina actuará mágicamente para restaurarnos, o que iremos al cielo si nos dejamos maltratar, es simplemente ridículo e ineficaz, porque termina con nuestro presente y futuro. La única solución es la acción, y tomar cartas en contra de las agresiones y agresores. Si no, terminas como la protagonista de la película “Viridiana” de Luís Buñuel. En estos casos hay que usar y abusar de la justicia social.