Inicio Foros LITERATURA Y ENSAYO CONTRA-ACOSO 39. Amigos y amistades

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    Jason Aldrey
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    39. AMIGOS Y AMISTADES

    [Los amigos no son amigos, son personas con la que compartimos unas partes de nuestro tiempo y experiencias en la vida. No nos pertenecen, ni nosotros a ellos. Hay que conocerlos, o dejarlos ir, o irnos nosotros también cuando nos apetece o conviene]

    «No entiendo, era mi amigo. ¿Cómo se le ocurre casarse, tener hijos, montar una empresa, hacerse millonario y olvidarse de mí? ¡Era mi amigo! ¡Cómo se atreve! Lo que tenía era que dedicarse a hacerme compañía y satisfacerme a mí».

    Las personas espirituales, familias unidas, o los niños, pueden permitirse el lujo de ser amigos. Las personas comunes sólo tienen amistades. La diferencia es que un amigo, cuando es una relación honesta, alcanza un estatus casi de miembro de la familia. Esto es intolerable. Una persona inteligente jamás compartirá la privacidad de su vida con una persona que no tenga valores espirituales, y aun así no es prudente. En la mayoría de las ocasiones ni siquiera con su pareja, porque hasta la pareja hoy está, pero mañana quién sabe.

    Lo racional es tener un carácter autosuficiente, apoyarse emocionalmente en uno mismo y secundariamente en la pareja, y tener amistades, no amigos. Los amigos son vínculos fuertes que exigen de una responsabilidad intensa. Con las amistades, por el contrario, adoptas la postura de mantenerlas mientras te aporten cosas. Y cuando dejen de aportar simplemente buscas otras, porque ya no estás interesado. El tiempo es limitado y valioso, y hay personas a las que valoramos más, con las que preferimos invertir nuestra vida. Los amigos en cambio son una dependencia y una carga, te condicionan como persona, en ocasiones por sentimentalismos de la infancia, porque compartimos recuerdos comunes, o por una personalidad dominadora o absorbente, o por conveniencia social. Corremos el riesgo de mantener relaciones por apego u obligación, al sostener la creencia de que si cortas la relación eres un mal amigo. Pues no. Mal amigo puede ser el otro por no aportarte valor, e incluso por quitártelo. Por robarte tu tiempo, e impedirte conocer a otras personas más valiosas para ti.

    Los amigos, o considerar amigos a personas que no sienten esa misma afinidad por nosotros, puede destruirnos. Hasta de nuestra mujer nos podemos divorciar. Divorciarse de un amigo tiene que ser aún más sencillo. Desde luego todos sufrimos una pérdida con la ruptura de una amistad, pero las personas somos fuertes y nos recuperamos. El amigo que debemos aspirar tener en nuestras vidas de forma continua somos nosotros mismos, y después el afecto de una buena pareja, siempre que sea adecuada. Todos los demás son amistades, que compartirán nuestras vidas temporal o intermitentemente. Lo importante es lo que nos conviene a nosotros. Cuando estemos bien, nos ocupamos de más gente. Es estúpido perjudicarnos para beneficiar a alguien que no es nada nuestro. Puede suceder que tengamos muchos sentimientos de apego y afinidad por muchas personas. Una esquizofrenia afectiva, que pensemos que todos nos quieren, o por lo menos quererlos nosotros. Está bien, pero no podemos hacernos responsables de los afectos de todo el mundo, aunque se quiera a los 7.000 millones de humanos que en 2013 hay en La Tierra, porque tenemos que mirar primero por nosotros. Y si todos hicieran lo mismo, no habría tanta penuria para algunos que se abandonan en delirios de espiritualidad abstracta, culpabilizándose si sus amigos no los quieren, o no se quieren entre ellos.

    El mayor enemigo de la humanidad no es la escasez, es la actitud. Y las actitudes de siervo, de esclavo, y de víctima, aniquilan por completo una parte significativa de nuestra especie. Ya no me importan las creencias que se puedan tener, ni las ideologías, ni las filosofías. Me importa el rendimiento. El rendimiento material y económico, en salud y bienestar, en experiencias positivas, en valores humanos, en adquisición de conocimientos útiles, sabiduría, establecimiento de buenas relaciones sociales y empresariales, y una actitud trascendental consigo mismo y con lo que le rodea. Midiendo todo eso nos hacemos una buena idea de si las creencias, ideologías y filosofías de una persona funcionan o no. Y si no estás funcionando, cambia. Tal vez no puedas cambiar si no cambias lo que te rodea. Pero ya te digo, que afectar a tu entorno sin tener el conocimiento y la actitud, te va a costar. Mejor es cambiar de entorno a uno con una actitud y conocimiento mejor. Puedes volver después si quieres a invadir tu antiguo entorno, aunque tendrás que evaluar si merece la pena, pero desde el punto de vista de la nueva actitud, no de la vieja. La mayoría de las amistades hay que dejarlas atrás. Esto no tiene nada que ver con los sentimientos que podamos tener por ellos. Los podemos querer. Querer mucho. E incluso quererlos demasiado. Pero la vida no es lo que sintamos sólo, sino que hay que añadir lo que razonamos y otra parte de egoísmo personal. Nuestros amigos y amistades viven y piensan para ellos, es algo que debemos tener presente. Y la mayor parte de todo esto es una prevención de posibles decepciones, porque un amigo demasiado próximo nos puede destruir si quiere. Y es una debilidad que no nos podemos permitir, aunque nos dañe quererlos y tenerlos en la distancia.

     

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