40. FAMILIA

[La familia no es nuestra. Son personas ajenas entre las que nacemos y crecemos. Pero cada uno de ellos tiene sus intereses y pareja. La familia filial, se va, como los amigos, aunque se mantengan vínculos. La familia a la que debemos aspirar es a la que formamos nosotros, la nuestra propia]

«Pero sois mis padres y hermanos, mi familia. No entiendo cómo podéis divorciaros, casaros con otras personas, y mis hermanos formar sus propias familias, dejándome todos solo. Sois mi familia, sois propiedad mía. Exijo que me solucionéis la vida siempre, como cuando era un niño».

La familia es un caso especial de amistad. La familia no la escogemos nosotros. Puede resultar afín a nosotros o no. Si tenemos la suerte de tener una familia que amamos y nos aprecia, mantendremos vínculos de amistad con todos ellos. Sólo vínculos como amigos con algunas personas concretas escogidas, durante períodos concretos por el apoyo que nos ofrecen. Los padres y los hijos no son amigos, son padres e hijos. Es distinto. Las jerarquías manipulan según su interés, que no tiene que ser el tuyo.

Nuestra familia son personas con sus parejas y núcleos familiares propios, y queramos o no tienen sus prioridades, la mayor de todas con su pareja. Por eso nuestra confianza en ellos no puede ser grande, porque sus intereses siempre tienen prioridad sobre nosotros. Es fácil emplear el vínculo familiar para alterar nuestro comportamiento, no lo toleraremos. Nos debemos antes de a nadie a nosotros mismos, a nuestra pareja y a nuestras metas, por lo tanto, no interiorizaremos familiares como si fuesen el núcleo de nuestra vida. Pero al ser familia tienen prioridad por encima de las amistades, porque tenemos vínculos de sangre. Somos responsables de nuestras vidas, pero también somos corresponsables de los parientes de la familia, de los clanes paterno y materno. Pues son nuestra sociedad más próxima, la que mira por nosotros, y por la que nosotros tenemos que mirar también. Pero debemos tener en cuenta que, en la mayoría de las ocasiones, las amistades escogidas, se convierten en una especie de familia escogida, mejor que la familia filial que nos tocó en la lotería.