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    Jason Aldrey
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    5. ASTUCIA

    [Persona educada en el dogma de que mirar por sí mismo es egoísta, asqueroso y de mala gente. Tiene muchos prejuicios sociales]

    «Los que maquinan pensamientos van al infierno. Todos los deportistas, actores, empresarios, y en general, famosos y gente de éxito deberían estar en la cárcel, por pensar para ellos».

    Es necesario ser legal con la gente, pero los que vulneran las normas sociales pierden el derecho a la protección de esas normas. Con los que hacen trampas hay que ser tramposo. Y a los que mucho quieren saber y poco enseñan, poca cosa y todo del revés. Y a los que mucho quieren tener y poco dar, poca cosa y toda mala. Una cosa es ser buena persona y otra muy diferente es ser tonto. Queremos alcanzar las cosas y posiciones prestigiosas de las que hay escasez, y utilizar los medios que consideremos convenientes para ello dentro de la ética y de la ley. No os preocupéis, muchos de los demás, los mejores, hacen lo mismo. Es totalmente legal y legítimo. Algunos de los que lo hacen no merecen alcanzar esos puestos por ser realmente malas personas que abusan de la gente. Por eso es necesario que rivalicemos y compitamos por alcanzar nosotros ese prestigio, ya que en nosotros sí que podemos confiar. Si tenéis un autoconcepto positivo de vosotros, estáis legitimados moralmente a machacar socialmente a esas personas que quieren utilizar el poder para someter a los demás. Lo que pasa es que es contra intuitivo. Los que no participan en el juego se convierten en personas domésticas e inocentes de las que todos abusan y se aprovechan, y que no terminan de comprender por qué el mundo es tan injusto, cuando merecen cosas mejores. Nosotros no queremos estar domesticados ni ser dominados, queremos respeto y respetar. Somos competidores salvajes, pero con principios. Luchamos lo que haga falta para alcanzar lo que queremos y usamos nuestra astucia para competir por ello, del mismo modo que el resto de nuestra virtudes, cualidades y valores.

    Las filosofías éticas y humanistas, y las religiones en general, hablan y enseñan mucho de ayudar a los demás. Pero realmente hablan muy poco de ayudarse a uno mismo. Las enseñanzas espirituales fueron manipuladas y sesgadas sólo para garantizar el aspecto de servicio a la sociedad, pero ocultan el aspecto de servicio a uno mismo, y son compatibles. Tan importante es uno como otro. De hecho, los que se ocupan egoístamente de su formación y desarrollo, acostumbran a alcanzar puestos de relevancia, o ser artistas, o profesionales renombrados, y desde esa posición de privilegio ayudan a los demás mejor que nadie. Por lo tanto, mirar por uno mismo es prioritario y debe ir de la mano del aporte y servicio social.

    Es algo inteligente y astuto, no tiene nada de malvado de por sí mirar por el beneficio personal. Buscar lo mejor para uno mismo es diferente de buscar perjudicar a los demás. No vamos a dejar de beneficiarnos porque le quitemos el puesto a alguien, que o una persona se moleste. La ambición, competitividad, actitud de toma y daca social, la resolución de conflictos y la justicia social, forman y deben formar parte de la vida cotidiana de cualquier persona normal. ¿Por qué tienen que llevar los privilegios ellos y no nosotros? Tenemos tanto derecho o más, si nos lo merecemos, el ganárnoslos nosotros.

    Los clanes de las élites dirigentes, nobles, gobernantes, burguesías, artistas y lobbies profesionales, temen la competencia de millones de personas inteligentes y capaces. Tratan por todos los medios de ocultar el punto de vista emprendedor, luchador, laborioso, auto desarrollador y ambicioso. Ambicioso en lo individual y en lo social, porque quieren atribuirse los méritos y los logros sólo para ellos, sus familias y sus organizaciones sociales. Para ostentar privilegios por encima de los demás y garantizar la supervivencia de su descendencia al conseguir parejas más inteligentes, hermosas y con más recursos que incorporar a sus familias e intereses, sin tener competencia posible en su desempeño más que el de su propia gente.

    Que de repente toda la sociedad se ponga a competir, es un inconveniente descomunal que restringe sus privilegios, oportunidades y complica sus logros. De lo que no se dan cuenta es que socialmente es un punto de inflexión, en el que los realmente mejores despertarán de su procrastinación y lucharán mostrando su valor, aportando herramientas, conocimientos, ideas, servicios, sistemas, actitudes y patrones de comportamiento increíbles, que potenciarán a la sociedad de nuestro país elevando nuestro nivel a una estructura socioeconómica de mercado libre. No sólo de productos y servicios, sino también de capital humano con sus cualidades. Es entonces donde nos daremos cuenta de que tenemos capital humano suficiente para sostener diez países.

    Al principio tenemos escasez de puestos de privilegio y de oportunidades, porque la gente no está generando ni creando riqueza ni diversidad. Cando gente capaz ocupe nuestros puestos de autoridad, se generarán espacios y mercados nuevos de oportunidades. Porque ellos los crearán, surgiendo nuevos lugares para personas cualificadas que sean capaces de aportar aún más cosas y generar nuevos marcos.

    Si hay escasez es porque el poder lo ostentan personas administrativas en lugar de personas creativas con capacidades disruptivas, de coaching, y que empodere y faculte a las personas, empresas, entidades, instituciones, organizaciones, familias e individuos a desplegar su potencial.

    Temen la pérdida de control social. Pero al igual que en la economía, en la que el libre mercado se autorregula siempre que se eviten intervenciones interesadas, en la sociedad sucede lo mismo. La sociedad se autorregula libremente, siempre que se eviten intervenciones puntuales interesadas. Pero del mismo modo que en la economía, hacen falta mecanismos de seguridad, para que determinados colectivos no se apropien del poder y manipulen el capital humano, que es exactamente lo que está sucediendo ahora mismo. Las clases dirigentes se encuentran bien en esta situación de oligopolio de poder, en manos de unos pocos, y no quieren perder sus privilegios.

    Astuta es la persona que mira por su beneficio y desarrollo personal. Astuta es la persona que mira por el beneficio de su familia y desarrollo conjunto. Astuta es la persona que mira por el beneficio de sus allegados y por su desarrollo colectivo. Pero «astuta» también es la persona que mira por el beneficio de la sociedad y su desarrollo global. Y la persona más astuta de todas es la que es capaz de hacer todo eso, y al mismo tiempo conservar una buena posición social, organizacional, familiar e individual. El que mira sólo por los demás y el mundo, y se abandona a sí mismo, es tonto. No importa lo inteligente que sea, y en el fondo está perjudicando a los demás, porque tiene menos que aportar. Y no me refiero a los aspectos materiales nada más, sino también a intelectuales, emocionales y sociales, que en conjunto forman la verdadera y completa economía y riqueza de una sociedad y una nación. Si fuera realmente inteligente necesitaría de los recursos e influencia necesaria para obtenerlos y desplegar sus capacidades en la sociedad, algo que todos debemos desear.

     

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