Inicio Foros LITERATURA Y ENSAYO BIOGRAFÍA DE JASON 52. El Olimpo Celta

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    Jason Aldrey
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    EL OLIMPO CELTA

    Desde la terraza de casa de mis tíos se veía el Monte Pindo, donde estaban las cataratas del Ézaro. Ese monte es el Olimpo Celta de los druidas gallegos. Y por allí se conoce a la zona montañosa como la de El Pedregal. Miguel de Xasón me contara que mi abuelo Manuel el Riolo estuvo refugiado en él unos doce años en la Guerra Civil y postguerra, porque los del bando nacional lo querían matar. Al parecer, según la versión que le contara mi abuelo sucediera lo siguiente. Mi abuelo Manuel era concejal en Carnota. Un fatídico día se le dio por revisar las cuentas del ayuntamiento y denunció que estaban a cometer desfalco. Entonces alguien prendió fuego a un pajar y acusaron a mi abuelo, y lo fueron a detener para deshacerse de él.

    A mi abuelo ya lo habían intentado cambiar de bando varias veces sobornándolo, porque era una persona que todos admiraban. Le ofrecieran tierras en el lugar de O Viso y más cosas, pero a mi abuelo Manuel no le interesaba la política por el dinero, era uno de esos idealistas que no pasan de concejal. No sé si era comunista o socialista, pero a mí me sonaba más lo primero, y era extraño, porque en nuestra familia siempre hubiera curas, hasta el cura de la parroquia era su padrino.

    Sea como fuere él escapó para el monte y pasó doce años escondido viviendo en el Olimpo Celta, y unos dicen que allí se volvió medio mago, que veía visiones y predecía el futuro. Se dejara crecer la barba tanto que hiciera una trenza cobriza con ella. Pasados tantos años la situación política cambiara. Ya no había tanta represalia, y su padrino, el cura de la parroquia, intercedió para que se entregara sin que lo mataran y todo volviese a la normalidad. Y mi abuelo se entregó, pero lo metieron preso en la cárcel.

    Estuvo tiempo y tiempo en la cárcel, y sus enemigos debían tener algo en contra de él, porque lo estaban dejando morir. Mi abuela ramona, la que me crio, se informó de lo que pasaba y cogió y fue caminando hasta la cárcel. Llegó a la puerta y comenzó a montar un escándalo gritando lo que le estaba haciendo a su marido, y se puso a pegarles a todos. Sea como fuera lo que pasó debido a eso, pusieron en libertad a mi abuelo.

    Mi abuelo de profesión era herrero, como su padre. Era el mejor que había en toda la comarca, o eso decían. Otros herreros de la zona iban junto a él cuando había algo complicado que no eran capaces de hacer. Se le daban bien las tareas manuales. Ya hora, tras la guerra, su padrino el cura, con sus contactos lo envió a Santiago de Compostela. Resulta que la figura del Apóstol Santiago en la catedral, tenía una espada alzada en la mano, por eso se le conocía como Santiago Matamoros. Como eran otros tiempos y no interesaba desatar rivalidades sociales querían cambiar la imagen. Le dieron el encargo de quitarle la espada al Apóstol Santiago y hacerle una nueva a mano tallada en madera. Así que de ser Santiago Matamoros, pasó a ser el Apóstol de la paz por obra de mi abuelo.

    Después de eso volvió para As Cruces, donde tenía la casa con la fragua pegada a la de mis tíos. Pero según decía Miguel de Xanón, estaba afectado por las persecuciones y con los poderes de predicción que desarrollara. Iba caminando por las correderas veía una tela que cubría un pajar moverse, y se paraba diciendo: «Cuidado, ahí hay un guardia civil». Y no había nadie, se preocupaba por el acoso al que los estaban sometiendo, pero otras veces acertaba. Un día tuvo un sueño. Soñó que lo iba a detener la guardia civil cuando estaba en la taberna y lo contó en casa antes de marchar. Y efectivamente así sucedió. Estaba en la taberna y vienen dos hombres y le piden que los acompañe. Manuel va con ellos, pero ya tenía planeado todo lo que iba hacer desde el día anterior. Mientras iba caminando escucha cómo le dice uno al otro: «Esta vez llevamos el pájaro preso», y entonces, cuando tiene una oportunidad coge y se tira por el precipicio al mar y consigue escapar refugiándose de nuevo en las montañas. Estaba claro que la gente que gobernara el ayuntamiento de Carnota e hiciera el desfalco estaba molesta con él todavía tras tantos años, y querían deshacerse de el a cualquier precio.

    Pero el cura volvió a interceder por él, y lo dejaron en paz. Que es cuando fue a vivir definitivamente con mi abuela Ramona, su mujer. Y de ahí tuvieron una hija, la más joven, que es mi madre, y gracias a eso pude nacer yo. Y hubiesen matado a mi abuelo, yo jamás habría nacido. Lo que no me hace ninguna gracia. No sólo estarían matando a mi abuelo, sino también a mi madre, Divina –aunque la llaman Tina-, a mis hermanas, Begoña y Susana, a mis sobrinos, Alejandro, Vanessa, Arianna y Sergio, más a mí, Jason. De momento, porque no se sabe los que vendrán. Por lo cual, mi familia tiene motivos de más para tomarlo como algo personal. Yo por lo menos. A saber cuántos millones de personas se quedaron en el camino en esa asquerosa guerra entre hermanos.

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