HIPERAFECTIVIDAD

Curiosamente yo tenía otro problema. Creía que todo el mundo me quería, tenía un cociente emocional de 173. Aunque percibía que no era así, tenía la creencia intelectual de que toda la gente era buena y que me querían. Por eso confiaba en todo el mundo. Cuando me preguntaban respondía inmediatamente sin pensar, con la verdad. Porque confiaba en que iban a simpatizar conmigo. Qué error. La realidad era que algunos miembros de la familia y amistades que yo consideraba erróneamente amigos, utilizaban lo que yo decía para criticarme, condenarme y despreciarme, para humillarme contando mis cosas menos políticamente correctas tergiversadas a otros y dejarme en ridículo. Con lo que cada vez había más gente en mi contra. E incluso se hizo intencionadamente para manipular mi vida.