66. LÍMITES

[Este dolor lo sufrimos todos cuando no tenemos la actitud de seguir mejorando]

«Pero ¡cómo se atreven a llegar al límite y cambiar las cosas! Ahora son distintas y no encajan con lo de antes. Eso es hacer trampa. No pueden convertirse en los nuevos campeones, mejores que nosotros».

Hay dos clases de límites, los de calidad y los de cantidad. Los límites de calidad lo que hacen es marcar el punto en que una cosa se convierte en otra. Y los límites de cantidad lo que hacen es marcar el alcance máximo de ese nivel.

Estos límites cambian. Cuando superamos una calidad modificamos nuestra categoría. Si una persona aprende a pintar, supera el límite en el que se convierte en artista. Superando límites de cantidad, lo que hacemos es ampliar el alcance de esa categoría, por ejemplo, pintando quince mil cuadros –Pablo Picasso pintó 13.500-. Tenemos que subir la calidad y mejorar cuantitativamente, todo progreso individual supone un progreso colectivo, y todo progreso colectivo supone un progreso individual. Superar los límites nos añade valor como personas y como sociedad. Aunque superen, la gente recuerda que en algún instante fuimos los mejores. Y el que tuvo retuvo. Retuvo el conocimiento y la experiencia de la autosuperación, y estar en la cima, con la sabiduría y satisfacciones que eso implica.