72. MOBBING, BULLYING, ACOSO Y HOSTIGAMIENTO

[Actitud derrotista frente al acoso social]

«Si van a por ti hay que ser bueno y no defenderse, dejarse coger una depresión y hundirse para siempre con un estrés post traumático, cerrando la boca. Por lo menos puedes encerrarte en casa el resto de tu vida y ver la televisión desde la cama. De otro modo te metes en asuntos de juzgados y pleitos, y eso es mucha complicación. Es más fácil cambiar de canal de televisión con el mando y sonarse los mocos».

Lo superior no es la inteligencia, sino dominar al inteligente. Individuos astutos y listos se dedican a acosar a los rivales confiados y débiles. Lo hacen desde niños en las escuelas con el bullying, acoso infantil. Luego lo hacen en las pandillas de amigos adolescentes, asumiendo la popularidad y el control, dominando al grupo, haciéndolos hacer su voluntad. Cuando llegan al ámbito laboral desencadenan campañas de mobbing contra trabajadores rivales, acosándolos sutil y silenciosamente ganándose la adhesión y respaldo de los demás –hay numerosos estudios psicológicos sobre este fenómeno, que afecta al 20% de la población en algún momento de su vida-. Al final el psicoterror se convierte en un aparte integral del día a día y de la realidad, con relaciones de sumisión y masoquismo emocional sobre las personas afectadas, que quedan aniquiladas.

Con una frecuencia que varía del 32% al 51%, se producen los siguientes síntomas en las personas acosadas: dolores de cabeza, dolor de espalda, perturbaciones en la conciliación del sueño, depresión, irritación fácil, dolores de nuca, deficiencias de concentración, miedo al fracaso y sueño interrumpido. Y en otras proporciones: efectos cognitivos e hiperreación psíquica, síntomas psicosomáticos de estrés, síntomas de desajuste del sistema nervioso autónomo, síntomas de desgaste físico producido por un estrés mantenido durante mucho tiempo, trastornos del sueño, cansancio y debilidad. Además, desencadena una multitud de enfermedades físicas graves y también psicológicas.

Estos despreciables acosadores, independientemente de su estatus social, como directivos, alcanzan puestos elevados en el mundo empresarial gracias a su psicopatía. La gente calla porque tiene miedo y lo niegan en público, porque temen represalias de personas influyentes con muchos medios de cortarte las alas. Guardan el secreto. Todos ellos son cómplices de crímenes de incalculable envergadura que se producen en todas las partes a nuestro alrededor, en esta sociedad supuestamente tan civilizada y avanzada. Es una sociedad dominada y aterrorizada, en la que pocos se atreven a decir lo que piensan y a hacer lo que quieren, por miedo a ser represaliados.