74. RETROALIMENTACIÓN

[Persona dominante que impone su realidad a los demás. No le importa desconocer la realidad ajena y no recibir información de ella, y no ser capaz de tener una eficiencia óptima de su entorno]

«No es necesaria la opinión de nadie. Ya les lavo el cerebro yo a los demás».

Cuando hacemos o decimos algo produce un resultado que afecta a nuestro entorno. Ese resultado de cambio es la respuesta a nuestra acción. Con esa respuesta modificamos nuestra realidad, evaluando nuestros intereses de un modo u otro para reforzar ese resultado o cambiarlo, y producimos una nueva acción. De esa acción obtenemos una nueva respuesta con la que calculamos una nueva acción y así sucesivamente hasta obtener el resultado que buscamos. Este proceso se llama retroalimentación, en el que el entorno nos indica la dirección y sentido en que nuestros actos afectan a su progreso, y la información que obtenemos de vuelta y utilizamos para mejorar nuestro comportamiento en sucesivas ocasiones hasta alcanzar el objetivo.

En una conversación, una persona procesa lo que le decimos y nos da respuestas claras y cuantificables del efecto que producimos en ella, nos está retroalimentando, así sabemos cómo mejorar para obtener los resultados que a ambos nos interesan. Hay personas opacas, que no proporcionan retroalimentación, o la información es confusa. Con ellas es difícil establecer una relación. Lo deseable es relacionarnos con personas que nos retroalimenten de forma clara y eficaz. Optimizando y modulando nuestro comportamiento y resultados al máximo.

Lo bueno de la retroalimentación es que no necesita entrenamiento ni tener conocimientos previos. Se comienza desde la ignorancia y el error, y el mismo proceso te adapta y entrena desde la ignorancia y el error, y el mismo proceso te adapta y entrena hacia el resultado consecutivamente, iteración tras iteración. Pero sin duda las mejores retroalimentadoras son las personas profesionales, inteligentes y bienintencionadas.