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- Este debate tiene 0 respuestas, 1 mensaje y ha sido actualizado por última vez el hace 2 semanas, 4 días por Jason Aldrey.
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Jason AldreySuperadministrador
8. PROTOCOLO SOCIAL
[Persona normal que desconoce el peligro de molestar a gente importante con poder e influencia]
«¿Qué es jefe de una corporación? A mi qué me importa. No me da la gana pedirle disculpas. Total, ¿qué me puede hacer?»
Los protocolos sociales evitan ofender las sensibilidades ajenas. Resulta peligroso ofender a alguien. Nunca sabes si poseen responsabilidades importantes en las que su imagen es dañada y se destruye la eficacia de la labor de su vida. En estos casos ofender a esa persona es lo mismo que un atentado armado contra su vida. No importa lo pequeño que sea si su imagen pública quedó seriamente perjudicada. Son muchas las cosas que están en juego, y no lo toleran. Es el modo más directo de que alguien con el futuro deshecho se dedique a destruir el tuyo. Esto nos debería suceder en realidad a todos si tuviésemos misiones trascendentes y un mínimo de dignidad y orgullo personal. Pero la mayoría no aprecia la importancia de sus vidas y las consecuencias que los malos actos que les infringen tienen sobre ellos. Como los desconocen, no les importan demasiado, pero sí que importan. Ese trato acaba con el autoconcepto de las personas, impidiendo que tengan aspiraciones elevadas, aniquilando su progreso. Es nuestra obligación respetar a todas las personas que lo merezcan y a desconocidos por defecto. En cuanto te hacen una jugada fea, o se dedican a ningunearte, hacerte el vacío, a operar encubiertamente por detrás con silencio hostil o acción maliciosa, es una declaración de guerra.
No podemos saber las consecuencias que nuestro trato va a producir para bien o para mal en las personas. La educación es importante para eso, las buenas maneras y el protocolo social. De este modo también nos protegemos de venganzas, debidas a nuestra frivolidad en el trato con los demás, vanidad y engreimiento, que puede ofender a no sabemos realmente quién, que debería ser a todo el mundo que se valore un poco y se haga respetar. El fin del protocolo social no es el protocolo social, las formas, sino el respeto mutuo. Hay quien tiene buena educación y usa el protocolo porque le enseñaron así, pero no respetan a las personas, carecen de ese sentimiento, y las agreden despreciándolas, aunque mantengan las formas.
El desprecio es una agresión de las más graves. Una persona con sentimientos de amor jamás haría eso intencionadamente, porque respeta, aunque no emplee el protocolo social. Lo ridículo de esto, es ver a personas de buena educación que no entienden lo que significa el respeto y creen que es decir: ”Buenos días”, sin sentirlo realmente, por formalismo, y que los que no le saludan, porque no tienen costumbres formales, son malas personas independientemente de si albergan sentimientos positivos hacia nosotros, cosa que son incapaces de entender. Lo correcto es respetar con el sentimiento, a las personas de carácter noble les llega una mirada para percibirlo y entenderlo. Y luego está el protocolo social, que está para que los que no entienden de sentimientos, entiendan por lo menos las formas, que es lo más extendido.
Poco tengo que añadir sobre esto. Cuando nos faltan al respeto tenemos que atacar a esa persona. Si permitimos que cualquiera nos ofenda nadie nos respetará ni tomará en serio, y eso nos destruye. Por lo tanto, tenemos que atacar personal y abiertamente a esa persona, que todos se den cuenta de que nos ofendió, para evitar represalias de desconocedores de la situación. Todos se dan cuenta de que es legítimo, aunque no les guste y sean amistades de la otra persona. Y si alguien más salta en tu contra, todos son testigos de ahí en adelante de lo que pase, pues conocen el foco del conflicto, con lo que ganas aliados en tu causa debido a la corrección de tus acciones. En esos casos te puedes permitir ser maleducado, porque frente a un agravio, todos comprenden la magnitud del daño de una ofensa pública y social, que tiene que ser compensada también de un modo social, con su reparación correspondiente en la medida de lo posible, lo cual implica la compensación equivalente de lo no restaurable, incluidas sus consecuencias en el tiempo a lo largo de los tiempos de los tiempos. Porque cuando te agreden u ofenden, destruyen tu autoestima, tu reputación, tu estatus social, afecta a las personas que te rodean y a las relaciones que compartes con ellos, a tus metas y apoyos en la vida, a tu misión en la vida, y te genera pérdidas importantes, como pueden ser el respeto de tu pareja, tus hijos, tus jefes, amigos, etcétera. Y eso es un crimen intolerable ante el cual hay que dictar una sentencia y ejecutar una condena.
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