Inicio › Foros › LITERATURA Y ENSAYO › CONTRA-ACOSO › 86. Déspotas
- Este debate tiene 0 respuestas, 1 mensaje y ha sido actualizado por última vez el hace 2 semanas, 4 días por Jason Aldrey.
-
AutorEntradas
-
Jason AldreySuperadministrador
86. DÉSPOTAS
[Parodia de persona que sigue irreflexivamente a los líderes de los grupos]
«¡A sus órdenes mi capitán! ¡Acataré todos sus improperios y obedeceré su sacrosanta voluntad! ¿Quiere que me corte un dedo de la mano como señal?».
En una ocasión a mediados de los años 90 del siglo XX, asistí a una reunión de informáticos que solíamos comunicarnos por módem, unas veinticinco personas aquí en Coruña. Algo impensable por aquel entonces para la gente, que casi no sabía lo que era un ordenador, pero que pude hacer desde 1992 gracias a una revista que proporcionaba la venta de módems. A esa reunión no llevé dinero, y no pensaba consumir nada, como otros. Algunos de ellos consumieron y picaron algo de comer, otros sólo consumieron. Pero uno de los que picaba pero que no le apeteció comer la tortilla, Enrique, me ofreció dos cuadrados pequeños de su tortilla, y tonto de mi acepté y los comí.
Cuál fue mi sorpresa cuando el que lo organizaba, un tal Alí Babá en la cueva del ladrón, en la taberna de Casa Encarna en el Barrio de Elviña, dijo: «Vamos a dividir el coste de la comida y consumiciones para pagar. ¿Quién comió?». Y yo le iba a explicar lo que pasara, pero arrogantemente me dijo: «Pero ¿tú comiste?». Y yo dije: «Sí, pero…». Y no me dejó explicar. Dijo con toda agresividad: «¡Pues entonces pagas!». Y yo no me atreví a enfrentarme a esa despreciable y avasalladora persona. No tenía dinero, pero un compañero mío también acudiera a la reunión, Sergio Abraham el madrileño. Le pedí prestado el dinero. Y riéndose me dijo que sólo tenía dinero para él. Bien. O mal. Ya que no podía dar explicaciones, estaban ocupados discutiendo todos, ni podía obtener el dinero prestado para innecesariamente pagar, cogí furioso y me fui. Ese día perdí veinticuatro amigos, porque ninguno supo mis explicaciones y quedé fatal como si fuese un estafador y mala persona, sin ser verdad. Y todo por un energúmeno sin respeto personas, que vetó mi derecho a exponer mi versión. Fui un completo déspota. Gente como el déspota este hay a montones. Son personas con comportamiento arrogante que en situaciones delicadas y sensibles avasallan a los demás. Preparaos para defenderos de ellas enfrente de todo el mundo y sin vergüenza, porque si no os comen como hienas.
-
AutorEntradas