99. NIVELES DE ENTENDIMIENTO

[Chico con entendimiento simple, pero ausente de errores significativos en su nivel de conocimiento]

«Papá, entonces, con eso de la mecánica cuántica que me dices, si imagino que puedo convertirme en escritor, estoy creando un estado cuántico de onda que voy cargando a lo largo de mi vida. Y si lo cargo de suficientes estados entrelazados con la realidad hará que cuando colapse materialmente, me convierta en un escritor de verdad. ¿No es así? Pues eso de la cuántica está chupado. No sé por qué a los físicos teóricos les da tanto dolor de cabeza».

También es cierto que no todo el mundo tiene la misma capacidad de entendimiento de la realidad. A un niño de ocho años lo normal es que no le puedas explicar mecánica cuántica con fórmulas matemáticas. Pero puedes hacerlo de otro modo con cuentos e historias. A su nivel, el niño puede tener una interpretación más eficaz de lo que es la mecánica cuántica mediante cuentos de la que nosotros podemos tener viendo fórmulas matemáticas que nos generan confusión. Pertenecer a niveles distintos de entendimiento no significa que los más elevados sean más eficaces. Sino que los más elevados son más precisos y abarca campos más amplios. Luego, a la hora de aplicar ese conocimiento, personas de niveles de entendimiento menor, pueden ser más listas y agudas a la hora de sacarles partido.

En otro ejemplo a un hombre le estaba costando un mundo encontrar una pareja con la que formar una familia. Pues un simple perro, tiene una familia con una perra con total facilidad y nosotros podemos no ser capaces. Son niveles diferentes de entendimiento, pero la aplicación práctica no depende del entendimiento, sino del deseo y la voluntad. Es un error despreciar a las personas y otros seres que nos rodean debido a nuestros conocimientos y experiencia profesional. Porque donde nosotros necesitamos años de largo estudio y sacrificio para obtener una comprensión plena de una temática, ellos, leyendo un par de frases que lo resuman, se lanzan a la acción y lo hacen en un instante dejándonos con cara de tontos.