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LOS INICIOS DEL PODER
Al principio éramos como animales, pero surgió un instinto en nosotros, el de unirnos en grupos y, por tanto, alcanzar el poder en los mismos. El que ostentaba el poder se apareaba con las mejores hembras, que le proporcionaban los mejores frutos y alimentos, le desparasitaban y así estaba más sano, le daban más hijos, y al ser el más fuerte, la descendencia también lo era y numerosa, que se cruzaba con el resto del grupo mejorando su raza. Y así generación tras generación, los más fuertes, hábiles e inteligentes alcanzaban el poder y se perpetuaban creando una selección natural sobre su especie, el más apto, el más capaz. Eso iba generando un salto evolutivo en el que los débiles eran mejorados genéticamente mediante cruzamientos y los mejores fueron avanzando en un progreso de la especie desorbitante. El eslabón perdido entre animal y humano apareció y desapareció como nunca visto, porque fue un punto de inflexión en el que el animal fue extinguido y el hombre tomó el relevo absoluto. La base de todo este progreso fue el que todo estuviera en manos de los más capaces, y que los más capaces se perpetuasen por su comunidad como una misma familia.
LOS INICIOS DE LA FUERZA
Pero había miembros del grupo que no tenían esas cualidades y sin embargo ambicionaban la posición del poderoso. Fue entonces cuando el poderoso acudió a un nuevo tipo de miembros, los de la fuerza bruta, que usaban la violencia para hacer que los que no querían obedecer al poderoso se sometieran. Además, protegían a la comunidad de los ataques de otros grupos externos que buscaban tomar el poder sobre lo ajeno. Muchos de estos violentos aspiraron al poder y derrocaron a los poderosos, pero al carecer de sus capacidades, su inteligencia, y sus habilidades de dominio, crearon el caos y la división en la comunidad, así que poco a poco se dieron cuenta de que hacía falta un poderoso gobernando, y se limitaron a ser su mano derecha, su brazo armado, gozando de todos los privilegios que el poderoso les otorgó.
LOS INICIOS DE LA SOCIEDAD
La comunidad iba creciendo en tamaño y complejidad, y los conflictos entre sus integrantes se multiplicaban. El poderoso por sí mismo no tenía tiempo de solucionarlos todos, ni los fuertes el de aplacar todas las reyertas. Fue entonces cuando el poderoso quiso poner orden en todo esto y, nombró los primeros jueces y creó las primeras leyes y normas para todos. A partir de ahí la comunidad se veía sometida a ellas, fueran quienes fueran, en pie de igualdad. Para los demás asuntos nombró a los políticos que, mediante la autorización del poderoso, actuaban en su nombre para resolver los asuntos del grupo. Muchos ambicionaban el puesto de juez y político para obtener poderes y privilegios, y competían para que el poderoso les concediera su favor. Algunos lo buscaban por su beneficio personal en vez del común y se dedicaban a extorsionar a los miembros, despojarlos de los frutos de su trabajo y a obtener beneficios, como el de abusar de la confianza de las mujeres. La presencia del poderoso seguía siendo vital y necesaria para imponer el orden por encima de los corruptos.
LOS INICIOS DE LOS SENTIMIENTOS
En el inicio los grupos eran caóticos, todos se criaban y vivían en una especie de comuna. Los hijos eran criados por su madre, pero también por toda la comunidad, no existían las familias propiamente dichas. Se apareaban unos con otros sin vínculos estrictos y los varones no sabían quiénes eran sus hijos, eran hijos de todos. Pero llegó un momento en el que afloraron los sentimientos entre los miembros. Algunos deseaban formar parte de algo más duradero con una pareja, amarla, criar a sus hijos y saber que eran suyos para dedicarse especialmente a ellos, y surgieron los primeros rituales matrimoniales. Las uniones eran para mantener cohesionados y comprometidos al uno con el otro en las parejas. De ese modo la mujer sentía que estaba protegida y sus hijos también, y el hombre sentía como propios a su mujer y a sus hijos, sintiendo el deseo proveerles de lo que necesitasen, adiestrarlos y hacer que tuvieran un lugar relevante en la sociedad. Este vínculo estrecho hizo aflorar sentimientos de unión intensos entre los miembros de la unidad familiar, y posibilitó la creación de los primeros clanes familiares y dinastías.
LOS INICIOS DE LA INTELIGENCIA
Cuando se vivía en una comunidad reducida los avances técnicos eran lentos. Se basaban en el ensayo y error en el desarrollo de sus tareas. Creaban armas, utensilios, ropajes, viviendas, remedios, recetas culinarias… y todo ese conocimiento lo transmitían a los demás. Progresaban en las labores comunes y avanzaban en los conocimientos. Funcionaban con una sola mente, pensando en un instante con un cerebro de uno y transmitiendo el pensamiento resultante a toda la mente grupal, que a continuación pensaba con otro cerebro y retrasmitía el resultado al grupo. Era un progreso acumulativo en el que el desarrollo fue vertiginoso. Pero llegó el punto en el que el grupo no era capaz de albergar el conocimiento de todos mas que en cierto grado. Surgieron entonces las especializaciones, personas que se dedicaban específicamente a desarrollar una tecnología, arte u oficio, durante toda su vida, de forma intensiva, y lograron avances escandalosos. Ese conocimiento complejo lo transmitían a aprendices, normalmente de su núcleo familiar, creando los primeros gremios. Surgieron también sistemas educativos, uno común para la comunidad, y otros específicos para las labores y profesiones. El intelecto se desbordó, pues los más aptos prosperaban y se multiplicaban, y los menos hábiles tenían menos descendencia a la que les costaba más mantener, y por asimilación genética, los inteligentes absorbieron a la comunidad.
LOS INICIOS DE LA VOLUNTAD
En los inicios la voluntad era débil. Los miembros del grupo salían débiles a buscar alimento con el deseo de conseguir lo suficiente para que les sirviera de sustento para ese día. Tenían la esperanza de algún día encontrar un lugar fértil que les proveyera de comida indefinidamente. A veces lo encontraban, otras agotaban sus recursos, o acontecimientos naturales, como sequías, inundaciones o depredadores, les hacían alejarse de allí. Exploraban su entorno y se dieron cuenta de que las plantas brotaban allí donde se depositaban frutos o semillas, y que, si no agotaban las reservas animales, éstas podían proveer en una cantidad aceptable de forma constante. Así que ganaron la confianza suficiente para establecerse en lugares más o menos fijos y gestionar los recursos, y estuvieron medianamente seguros de que podrían sustentarse en ellos. Sus habilidades y conocimientos del medio aumentaron. Comenzaron a hacer cultivos, domesticar animales, y su voluntad aumentó, se sentían fuertes y poderosos para emprender nuevas tareas con la seguridad de que no les faltaría sustento aún en lugares inhóspitos. Cobraron convicción en sus metas y objetivos para con su creciente comunidad y se pusieron manos a la obra. A medida que avanzaban en ellas comprobaron de lo que eran capaces, hasta que llegaron a la voluntad absoluta, la completa determinación de poblar toda la tierra.
LOS INICIOS DE LA COMUNICACIÓN
La comunicación comenzó por sonidos y gestos asociados a objetos, sujetos y acciones, era el primer lenguaje. Iban inventando nuevas formas de expresión a medida que se relacionaban entre sí. Con la llegada de la especialización surgieron lenguajes técnicos, que expresaban acciones cada vez más complejas, y se llegó al punto de relacionar los conceptos de una materia con los de otra de una forma abstracta. Fue el comienzo de la expresión de ideas y de pensamientos prospectivos, que se adelantaban a los hechos. También surgieron las primeras formas de comunicación emocionales, de sentimientos, dotando de humanidad al acto comunicativo. Todo esto vinculó a la comunidad y la hizo sabia, pudiendo discernir las cosas identificando sus similitudes y diferencias, multiplicando el conocimiento. Además, ese conocimiento se propagó a otras comunidades, propiciando los intercambios culturales y comerciales, y las alianzas entre distintos grupos de población. Poco después empezaron a plasmar ese lenguaje en soporte físico mediante la escritura, permitiendo la preservación del conocimiento, y su acceso y difusión a una mayor cantidad de personas. Se intercambiaban escrituras, conocimientos, historia, datos técnicos como las matemáticas en cálculos y mediciones, y la prosperidad aumentó. Fue el inicio de la civilización.
LOS INICIOS DE LO TRASCENDENTAL
En los primeros grupos se sorprendían de las fuerzas de la naturaleza y comenzaron a venerarlas como a Dioses para que les concedieran sus favores y aplacaran sus iras. Pero cuando los poderosos gobernaban una gran comunidad se dieron cuenta de que ellos mismos eran una fuerza de la naturaleza, que también eran semejantes a Dioses y fueron adorados por el pueblo como tales. Comenzaron a escribirse los primeros mitos sobre sus vidas, los antiguos poderosos del pueblo y sus hazañas, y fueron recordados por generaciones hasta que su existencia se perdió en la memoria, pero sus historias, deformadas, perduraron. Había multitud de Dioses, y se había instaurado un grupo de miembros de la sociedad que se dedicaba a la veneración de esos Dioses, que además conservaban los registros de toda la sabiduría transmitida por los gobernantes y las tradiciones del pueblo, los sacerdotes.
Cada pueblo tenía sus Dioses, pero las características de la mayoría se correlacionaban, por eso se fueron unificando las creencias. Pero llegaron a la conclusión de que tenía que haber un Dios primigenio del que todos los Dioses procedían, y ese Dios era un Dios desconocido, porque la mente mortal no alcanzaba a albergar semejante concepto y poder. Fue cuando surgieron las grandes religiones en los pueblos de toda la tierra. Pero era más difícil de correlacionar esas religiones entre sí, porque representaban a culturas y tradiciones diferentes, cada una era una seña de identidad que defendía a su pueblo, y comenzaron las guerras religiosas. Ante la duda de qué religión era la correcta, o si lo eran todas, o si no lo era ninguna, algunos decidieron tomar enseñanzas de todas las religiones y experimentarlas, y descubrieron que muchas de ellas funcionaban, que eran válidas, pero que otras no. Eran los eclécticos, que usaban la metodología para verificarlas.
Era indudable que había fuerzas en el universo que eran desconocidas y verdaderas pero que mediante la ciencia experimental era imposible demostrarlas. La propia ciencia demostró científicamente la incapacidad de la ciencia para demostrarlas, así que decidieron una cosa, ni la religión se mete en cuestiones científicas ni la ciencia se mete en cuestiones religiosas, nada más que en la medida en la que ambas vayan progresando en su conocimiento y llegando a consensos. Y llegó el día en que todo ciudadano tuvo conocimientos sobre la realidad y capacidad de cambiarla, y quisieron ser un Dios, con su propia mitología como los antiguos, así que la religiosidad, la espiritualidad, el alcanzar un objetivo trascendental en la existencia aquí en vida y después de ella, aunque fuera como legado, se convirtió en una cuestión de lucha por adquisición de poder.
LOS INICIOS DEL ARTE
Con el lenguaje las personas se comunicaban, pero no eran capaces de trasmitir los flashes emocionales y sentimentales de las experiencias de la vida. Fue entonces cuando surgió el arte. Mediante el arte recibían impactos, los primeros fueron los cuentos de los mitos de los Dioses, que creaban un aura de misterio trascendental y poético que mantenían unidos al pueblo mediante la cultura colectiva de la que formaban parte, sus antepasados, sus padres, sus abuelos, y los padres de sus abuelos, así hasta el inicio de los tiempos hasta llegar a los mismos Dioses. Era una sensación inmensa pensar que todos estaban unidos, que eran la misma familia. Después reflejaron impresiones en pinturas, como los rituales de la caza, la sensación de derrotar a un animal para alimentarse mediante el instinto depredador, experiencias de fraternidad en la convivencia diaria con las labores cotidianas, la alegría de las danzas, las músicas evocadoras de sentimientos, la desorbitante sensación de grandeza de un pueblo mediante las grandes construcciones, la arquitectura y la escultura, los acontecimientos históricos como las epopeyas de los héroes y sus guerras y hazañas… Y así fueron progresando y refinando la complejidad de sus expresiones e impresiones hasta que cubrieron a todo el pueblo de sentimiento y emoción, con una energía vital inmensa, ya sea en objetos de arte o en las experiencias vivenciales acumuladas y transmitidas en el ideario común de sus tradiciones y cultura.
LOS INICIOS DEL LIDERAZGO
Pronto se dieron cuenta de que al pueblo no le gustaba obedecer por la fuerza, pero se percataron de que había unas personas a las que la gente sí seguía, eran los líderes. Los líderes guiaban, pero no ordenaban, otorgaban libertad a los miembros de obedecer o no, y de hecho algunos no lo hacían. Pero tenían la habilidad de aunar las voluntades de las personas en pos de una misión común, algo importante que fuera necesario para todos, en lo que la colaboración estrecha generaba vínculos de unión. Sacaban a la gente de su caos social y los ponían a colaborar. Había líderes entre todo tipo de puestos, el propio gobernante solía ser uno, también entre los fuertes, entre los jueces y políticos, entre los sacerdotes, entre los gremios de las profesiones y oficios, en todas partes, y a estos líderes se les encargó la tarea de realizar las misiones que implicaban dirigir a las personas, enseñando al pueblo con su agudeza, ingenio y sabiduría.
Y los líderes hicieron surgir la competencia y la competitividad en el pueblo para que unos desearan superar a los otros. De ese modo ganaban honores y el favor de las mejores mujeres, las más sanas, atractivas, inteligentes, de mejor rango social y familias acaudaladas, y ellas el favor de los mejores varones. Todos querían competir y destacar, y el que no lo hacía terminaba dedicándose a otro ámbito como el de la introspección de uno mismo, lo cual daba fruto a obras de conocimiento y arte que también eran una competición con uno mismo. Y toda esta competitividad hizo mejorar a la sociedad tanto en lo material como en lo humano. Los líderes estaban guiando al pueblo, era el primer paso hacia la maestría.
LOS INICIOS DE LA MAESTRÍA
Llegó el momento en el que los líderes comenzaron a adquirir conocimientos profundos sobre sus habilidades y campos de actuación. Crearon manuales y comenzaron a enseñar su conocimiento perfecto. Ya no había nada más que aprender sobre sus segmentos. Todo el que aprendía de ellos adquiría el conocimiento completo para desempeñar su función con profesionalidad, fiabilidad y suficiencia destacada. Enseñaron sobre ciencias, humanidades, artes, oficios, habilidades y disciplinas. Había niveles superiores de refinamiento, pero pocos necesitaban aprenderlos o desarrollarlos, porque con una reducida parte del conocimiento se conseguían la mayor parte de los éxitos, de este modo, se optimizó el tiempo empleado para cada disciplina y se pudo formar al pueblo en muchas diferentes, ya que no necesitaban saberlo todo de todo para desenvolverse en la vida, llegaba con saber lo prioritario sobre casi todo. Se crearon los colegios, las escuelas de artes y oficios, las academias, los institutos, y los que deseaban profundizar para tareas avanzadas las universidades. Eran maestros, y los que llegaban más allá tras una labor de toda una vida se convertían en maestros de maestros, que era otra maestría.
LOS INICIOS DE LOS INSPIRADORES
Los maestros de maestros decidieron dejar de enseñar. Se dieron cuenta de que había realidades más profundas que afectaban al pueblo y a la civilización que los conocimientos, como los principios y valores universales, que demostraban que eran válidos en cualquier época, lugar y situación. Se dieron cuenta de que era limitador desarrollar planes que sólo sirvieran a unos pocos. Cambiaron su óptica para que todas las cosas beneficiaran a todas las personas, multiplicando el impacto en el número de personas a las que afectaba lo que se hacía. Y con esas inspiraciones y valores se dedicaron a influir las altas esferas de la civilización para edificarla de un modo mejor.
