- Este debate tiene 52 respuestas, 3 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 3 años, 2 meses por
.
-
Entradas
-
«Brisa oculta en las montañas», de David Martínez Mey.
Me impactó la naturaleza inconcebible de esta historia, hace que mi percepción de la sociedad se tambalee. Hay realidades maquiavélicas que nos pueden tocar vivir, o podemos coincidir con personas que formen parte de ellas. El libro nos transporta en esta emotiva aventura a descubrir el valor del vínculo entre Sofía y Alex, dos hermanos distanciados por el tiempo. Este último hará gala de su enorme coraje para vencer todo lo que se le interponga para recuperarla de una de esas oscuras tramas.
«El nuevo mundo y la corona perdida», de David Martínez Mey.
Desde el punto de vista humano y heroico la lectura me conmovió. Plantea un dilema humano relevante directa o indirectamente para toda la sociedad. La trascendencia que tiene desde el punto de vista de hoy en día asienta definitivamente unos principios y valores que necesitamos para progresar éticamente como civilización. Un libro que marcará un antes y un después en las vidas de muchas personas. Recomendable y aleccionador para el público juvenil y adulto.
«Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva», de Stephen R. Covey.
Enseña que hay que conseguir primero la victoria interior antes de lanzarse a la victoria exterior, y explica cómo lograrla con ambas.
Trilogía de «El señor de los anillos», de J.R.R.Tolkien.
El clásico por antonomasia de la literatura de fantasía.
«Alicia en el país de las maravillas», de Lewis Carroll.
Todo un quebradero de cabeza para la lógica que despierta la imaginación desde el más pequeño hasta el más adulto. Imprescindible.
EXPERIMENTARLO TODO
Esto me pasó hace muchos años, cuando tenía unos 17-18 años.
Acababa de visitar a mi madre en su cafetería y me marcha ya para casa. Un cliente habitual se vino conmigo un rato y me dijo:
-Mira, he oído lo que le comentaste en la cafetería a tu madre, que en esta vida hay que probarlo todo para experimentar y saber.
-Ah, sí – Afirmé yo.
-¿Has probado alguna vez a acostarte con un hombre?
Lo miré pensando que me iba a proponer acostarme con él y le dije:
-No, nunca me he acostado con un hombre -Y yo pensé que ni con un hombre ni con una mujer.
-Mira, cuando yo era joven -Él tendría más de treinta años- quise saber si me gustaban los hombres, así que busqué a un hombre guapo, para saber de una vez por todas y claramente si me gustaban, y me acosté con él.
-¡Ah! – Respondí torpemente. Y dijo:
-Pues bien, no me gustó ni lo disfruté. Y eso que era encantador.
-No sé, tal vez no deberías andar contándolo por ahí, te puede perjudicar -le dije.
-No me siento muy orgulloso de esto, pero te lo digo para hacerte ver que a veces no es tan bueno experimentar con todo – Y me sonrió.
Caminamos charlando hasta el final de la calle. Él tomaba otra dirección y nos despedimos. Tras unos 5 años sin saber mucho más de ese hombre me enteré de que había muerto. Una ola lo arrastró mientras cogía percebes en La Torre de Hércules. Recordé aquella conversación y lo lamenté por él.
No necesité experimentar con hombres para saber que no era gay. Tuve mis incógnitas unos años, no dudas, sólo incógnitas, y podría haberme lanzado a la aventura para resolverlas. El consejo de ese hombre me disuadió.
Me ha gustado mucho tu historia LaForja .Cuéntanos alguna otra.Nos interesan muchas cosas sobre tus experiencias y tu vida.
Bueno, este debate es para que todo el mudo ponga experiencias personales, pero ya pondré alguna más. Cuando quieras te leemos también a ti por aquí.
» El sentido de la vida»
Autor: Víctor Frankl
Si queréis un libro que os haga pensar sobre buscar la felicidad, la libertad y el sentido de la vida, os recomiendo leer esta joya.
AUDIO:
Jason Aldrey – «Donde estés (audio por Zarinna)»
POEMA:
«DONDE ESTÉS», por Jason Aldrey.
«No sé por dónde andas.
Parezco Ulises navegando en el infinito para encontrarte.
A veces percibo tu presencia en momentos del pasado,
en los que no me di cuenta de que pasabas por allí.
Seguramente alguna señal me distes que no reconocí,
llena de adornos,
suavidad en la combinación de colores
ropa a juego con la larga melena,
gritando en silencio para que me fije en ti.
Y yo cegado por el reflejo de la luz solar de las jóvenes,
sin ser capaz de distinguir la suavidad de tu fulgor interior.
Esquiva como una ardilla,
escondiendo las bellotas en el agujero de un árbol.
Ya no sé qué hacer,
excepto las tareas pendientes que tengo sin cumplir.
Cuando estoy a punto de encontrarte
alguien me entretiene meses y meses sin saber más de ti.
Aunque lo tomo con filosofía,
comienzo a hacer trampas.
Dejo de hacer cosas,
desatendiendo aficiones,
intereses,
entretenimientos que me pudieran distraer.
Cada vez tengo menos llamadas desorientadoras en el teléfono.
Algo me impide hacer jugada de gol con el balón en los pies.
Estoy reflexionando,
en esta torre de hormigón aislada de las masas.
Y veo con claridad que te perdí mil y una veces.
Hay rastros tuyos en etapas quemadas del tiempo.
De ti y de otras como tú.
También de otros como yo.
No tengo especial predilección por alguna mientras seas tú.
Somos unos cuantos los que nos llevamos bien,
aunque no siempre encontramos nuestro sitio.
Nos emparejamos mal.
Por eso sigo solo,
guardándote el sitio.
No te conozco,
pero pienso que existes.
Y si lees esto seguramente no sabrás que eres tú,
porque estas palabras no dicen nada.
Nada, perfecta palabra.
Piensa lo que quieras.
Siempre lo hiciste.
No pretendas hacerme responsable de lo que piensas.
La realidad es que estás en algún lugar,
y yo estoy en otro sitio.
Yo pienso en algo,
tú piensas en otra cosa.
Y cuando mis pensamientos tropiezan con la sombra de los tuyos,
digo para mí,
dónde se esconde esta mujer.
Probé a situarte en mi pasado,
trazar una ruta a lo largo del tiempo que me acerque a ti,
echando hilos de Ariadna,
un sonar rastreando el laberinto de los largos años.
Pero los caminos estaban cortados en algún punto,
por alguien llamado novio,
marido,
hijos,
y otras distancias inabarcables.
Y sin embargo sé que existes,
que tenemos las mismas inquietudes,
misiones de vida semejantes,
y que te estás especializando en el tema.
Parece que tengo que recorrer toda La Tierra para llegar a ti.
Doy vueltas como un taxista perdido en la nocturna ciudad.
Cada nueva pasajera una nueva inquietud,
una breve ruta diferente y una despedida.
Las rutas se cruzan unas con otras en lugares profundamente familiares.
Pero deben ser diferentes a los tuyos.
O eso,
o eres una farola y no te veo por evidente.
Mis lugares son la plaza de María Pita,
el dique de abrigo,
la Torre de Hércules,
y el Millenium.
Los tuyos deben ser el árbol del tronco de dos brazas,
la playa de las rocas,
el monte de los atardeceres,
y la calle de las multitudes.
Sólo así me lo explicaría.
Casi nunca voy por allí.
No sé si te encontraré algún día.
No creo en los localizadores cósmicos de personas,
ya los probé.
Conducen a lugares turísticos,
y a mí me gusta perderme en un peligroso monte sin mapa.
Lo más probable es que no te encuentre.
Encontraré a otra gente con la que pasar la vida,
pero no a ti.
Tal vez vivamos vidas separadas,
sabiendo de nosotros por nuestras pisadas en el mundo.
O tal vez coincidamos y convirtamos nuestras dudas en certezas».Jolines Alex_ te me habías escapado, no había visto tus mensajes de esta área. 🙂
Sí, este libro me lo recomendaste una vez. 😉
Me lo comentaste el otro día. Ese libro no lo leí, pero la película la vi de niño, muy buena, pero me acojonó el final. 😀
Además me pusiste este link, lo acabo de encontrar.
La web de David Martínez Mey es:
